Oscar López Reyes.
Desde la proclamación de la primera República negra de América Latina -Haití, 1 de enero de 1804- más de 100 movimientos insurrectos, incluidos la ejecución de cinco gobernantes, patentizan que la rebeldía, la ambición y la traición se han incrustado en el ADN de la clase dominante y han flagelado de generación en generación, hasta desembocar hoy en el derrumbe institucional y la desintegración en su fase iniciática.