miércoles, 18 de marzo de 2020

Votantes emergentes

Oscar López Reyes


Acicateados por el cielo discordante de la globalización posmoderna, permeada por las tecnologías cambiantes y una competencia implacable, los jóvenes y mujeres se apoltronan estupendamente en la cúspide de la colectividad y, como detonante, se vertebran en dos segmentos decisorios del consumo comercial y electoral. En la contemporaneidad, la edad y el género son tendencias/variables imponentes.

La masiva perpendicularidad de febrero, con diferencia de días, horarios y escenarios, relampaguea para la medición de dos conglomerados que se baten dialécticamente en la centrífuga societaria. La concentración juvenil o Trabucazo 2020 del día 27 en la Plaza de la Bandera congregó a más personas –no obstante rivalizar con el discurso presidencial- y fulguró con más resonancia que la marcha de dos bloques políticos (PRM-Fuerza del Pueblo) opositores del domingo 23 del citado mes.

Ese fenómeno de esta comunidad conservadora, sojuzgada por el capitalismo neoliberal, manda señales descifrables sobre la vanguardista plataforma de pensar y votar de audiencias que son cada vez más descreídas de los pronunciamientos y actuaciones de dirigentes tradicionales. Alguien dijo en el Trabucazo 2020 que están decepcionados del actual gobierno y estudiarán el comportamiento del que venga… 

Estos modelos socializadores de los protosujetos juveniles provenientes esencialmente de la clase media han sido creados por el contexto socio-cultural del siglo XXI, en que pugnan la decadencia y la emergencia.

Barrancan por los sollozos de la decadencia -sin respuesta a las invocaciones para que se aleje la impiedad-, los estilos y núcleos cerrados, verticales y de limitadas membresías: logias, boy scouts, clubes culturales, grupos estudiantiles, sindicatos industriales, partidos socialistas/comunistas, periódicos impresos, cines, teléfonos hogareños y la formalidad en el vestir.

Y como emergentes surcan pletóricos tinglados que contentan apertrechados primordialmente en las redes sociales, los cauces abiertos, horizontales y masivos, como comunicadores universitarios y “comunicadores” improvisados insustanciales, mercadólogos y/o forjadores de imágenes, estrellas artísticas, feministas, ecologistas, homosexualistas, influencialistas, grupos de WhatsApp, Instagram y Facebook; foristas digitales y videístas interactivos por You Tube. 

A la Plaza de la Bandera pocos asistieron para cherchar y decir “estuve ahí”, aunque la inmensa mayoría fue a reclamar el respeto a la institucionalidad democrática. Más que la lucha de clases de las fuerzas productivas, ellos son la pujante personalización urbana de los contenidos instantáneos y efímeros de las capas medias.

Nuevos actores (micro-poderes) en novedosos canales con audiencias y seleccionadores más exigentes, han dado un salto exponencial en la estructura social: el 51% de los inscritos en el padrón de votantes son mujeres y el 40% son jóvenes. Penetrar en la mente, seducir y fidelizar a esos nichos online (mozos perspicaces y enojados, sin partidos en una alta proporción y con un liderazgo dialogante), suplica ofertas perentorias y sinceras, en rieles sin flequillos demagógicos.

Cordialmente,

Oscar López Reyes
Periodista-mercadólogo, escritor y artículista de El Nacional,
Director Escuela de Comunicación Universidad O&M,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas

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