martes, 10 de noviembre de 2020

Por Luis José Chávez

SANTO DOMINGO, RD.-
Resiliencia es una palabra de origen latín, utilizada inicialmente en el campo de las ciencias sociales, pero extendida al uso general como ejemplo de la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse a experiencias o circunstancias adversas y prepararse para enfrentar situaciones de igual o mayor envergadura. 

Cuando se habla de resiliencia, se puede pensar no solo en la respuesta adecuada para superar hechos traumáticos personales como la muerte de un ser querido, la pérdida de una pareja o el despido inesperado de un empleo, sino también en la actitud para convertir una limitación de cualquier naturaleza en una oportunidad.

Ejemplo de resiliencia es el compositor alemán Ludwig Van Bethoven, quien logró sus mejores creaciones musicales después de quedar totalmente sordo; o los casos del pueblo Judío, y de Alemania y Japón, protagonistas de ominosas circunstancias históricas, que lograron emerger de las cenizas, como el Ave Fénix.

Un espacio para el libro 

Aunque es eventualmente tarde, me permito solicitar a mi amigo y ministro de Educación, Roberto Fulcar y a las autoridades responsables del Plan Escolar 2020-2021, considerar la posibilidad de insertar o apoyar en términos prácticos una asignatura de inducción a la lectura en el programa docente del año.

Se trata de comprometer a los estudiantes de cualquier ciclo o nivel con la lectura de un libro o material escrito para presentar una valoración sobre el tema abordado, un día a la semana. 

Ese componente incorporado al plan de educación a distancia o presencial, supervisado por los profesores, los padres o los hermanos mayores, podría convertirse en una experiencia enriquecedora del año escolar, generando un círculo virtuoso de impacto directo en todos los actores del proceso educativo.

En caso de que formalmente no se pueda incorporar esta sugerencia al recientemente iniciado año escolar a distancia, recomiendo a las familias interesadas que valoren la posibilidad de habilitar un espacio dentro o fuera de la agenda de estudios para poner en marcha un plan de lectura junto a los muchachos de la casa. 

Entiendo que la lectura inducida con la excusa de la compleja anormalidad provocada por la pandemia del Covid-19, podría operar como un oportuno recurso de resiliencia para compensar el trastorno del programa escolar impuesto por la actual crisis. 

Es bien sabido que la lectura como afición o disciplina puede influir más en la formación de un joven que todos los cursos y especialidades académicas que puedan proveer las posibilidades económicas de una familia. 

Como no soy experto en el tema, sino más bien un ciudadano militante y comprometido, comparto a continuación un fragmento de un artículo de la profesora mexicana Marisela Vital Carrillo, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, que aporta buenas razones a los argumentos con que pretendo justificar esta propuesta: 


LA LECTURA Y SU IMPORTANCIA EN LA ADOLESCENCIA
Marisela Vital Carrillo

Es importante que los adolescentes lean un libro por lo menos una vez al mes ya que esta actividad les permite estimular fácilmente su imaginación y su función cerebral, así mismo ayuda a los adolescentes obtener mejor vocabulario, desarrollan su cerebro para poder comprender mejor los argumentos de varias líneas y personajes.

Los jóvenes se tienen que sentir atraído por un libro para que se tomen su tiempo para leer y darse cuenta que la lectura es una actividad tranquila que puede calmar su estrés y ansiedad, debido que hoy en día se dice que los niños y jóvenes padecen de estas enfermedades.

La falta de capacidades lectora en un adolescente puede influir en el bajo rendimiento escolar debido a la falta de interés en las investigaciones escolares, el poco vocabulario que tiene, la dificultad para comprender y analizar textos y sobre todo el no entender cuando alguien le explica de un determinado tema, esto en ocasiones hace que los estudiantes tengan bajo autoestima y su aprendizaje sea muy bajo por ello existen varias bajas en el nivel medio superior.

En el proceso de enseñanza aprendizaje la lectura es una actividad fundamental para saber comprender con facilidad cada uno de los temas que se desarrollan en cada asignatura, logrando con ello mejorar el aprendizaje de cada estudiante. En ocasiones se encuentran estudiante que no comprende lo que lee y se les dificulta construir en forma autónoma sus conocimientos, ante esto es importante señalar lo que indica Burón (1996) sobre la Metacognición “El conocimiento de las distintas operaciones mentales que promueven la compresión y saber cómo, cuándo y para qué debemos usarlas”

Como docentes tenemos que utilizar la lectura como una estrategia de enseñanza aprendizaje, debido que al estar leyendo las células del cerebro se estimulan y se desarrolla mejor el pensamiento cognitivo, es decir, aumenta la capacidad de la mente para que los alumnos puedan incrementar su habilidad de la comprensión lectora, que reconozcan una idea principal de un tema, que sepan interpretar la idea principal de autor, esto ayudara a mejorar el aprendizaje de los alumnos.

Dentro del salón de clases debemos de poner a leer a los alumnos y enseñarles a comprender lo que están leyendo, solicitando que explique con sus propias palabras que fue lo que se entendió de esta lectura. Si hacemos esto diariamente tendremos alumnos que aprenderán con facilidad dejando atrás la memorización.

“La lectura es un hábito que puede mejorar las condiciones sociales y humanas de cualquier lector; el leer permite pensar con reflexión y desarrollar los aspectos cognitivos del cerebro lo que ayuda a ejercitar todas las células y estar siempre activos para cualquier actividad que se realice en la vida cotidiana”. (Marisela Vital Carrillo). Ver artículo completo: 

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