A la memoria de doña Rosa, esposa de por vida del presidente Hipólito Mejía
José Gómez Cerda.
Hipólito Mejía Domínguez, nació en Gurabo, Santiago, en el año 1941, político dominicano que fue presidente de la república entre 2000 y 2004.
Conocí a Hipólito Mejía en Santiago, cuando él era un adolescente, estudiante, oriundo de Gurabo, “canchanchan” de mi hermano Donald visitando nuestra casa, situada en la calle Arté No. 28, del barrio de Baracoa, cerca de la Iglesia San José.
Supe que después de terminar sus estudios en Santiago se fue al Instituto Politécnico de San Cristóbal, dirigido por los jesuitas, a continuar sus estudios, sobre la agricultura, que siempre le interesó.
Dejamos de vernos varios años, yo me fui a vivir a la capital, luego tuve que salir al exilio y viví en Estados Unidos, Costa Rica, Puerto Rico, Cuba y Venezuela.
ÉL se graduó de Agrónomo en el Instituto Politécnico Loyola, en San Cristóbal en el año 1962.
Lo reencontré trabajando en el Instituto del Tabaco, en Santiago, junto al amigo socialcristiano Carlino González, además Hipólito Mejía incursionó en el cooperativismo, y el movimiento familiar cristiano, siempre ha sido un militante católico.
Después se graduó como experto en agronomía, y se especializó en procesamiento agroindustrial del tabaco en la universidad norteamericana de Carolina del Norte.
Nos volvimos a encontrar en actividades del Partido Revolucionario Social Cristiano, el del machete verde. Fui su profesor de Doctrina Social Cristiano, y del pensamiento humanista.
En 1971 fue presidente de la Asociación Nacional de Profesionales Agrícolas, (ANPA) que aunque es un gremio profesional, nos encontramos en varias actividades sindicales.
Aún, siendo de formación social cristiana, su amistad con Don Antonio Guzmán, lo llevó a ocupar el cargo de Secretario de Estado de Agricultura, durante el período 1978/1982, durante todo el mandato presidencial de Don Antonio Guzmán.
Cuando Hipólito Mejía fue Secretario de Estado de Agricultura, tuvimos buenas relaciones, él colaboró mucho en el fortalecimiento de la Federación Dominicana de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC). de la cual yo era asesor y co-fundador.
Una vez nos ofrecieron la donación de varios motores para los dirigentes sindicales campesinos, que no pudimos aceptar porque la condición era que tuvieran placas oficiales, lo cual no era prudente.
Recuerdo, que en una ocasión me dijo;
“Los Secretarios de Estado del gobierno de Don Antonio Guzmán, para ser eficaces, deben tener tres características; Ser gordito, calvo y socialcristianos… como César Estrella Shadalá y yo.”
En 1990 José Francisco Peña Gómez, que había sido su mentor político, lo llevó como candidato a la vicepresidencia en las elecciones generales, igualmente en 1994.
En ese tiempo decía que él no podía ser candidato presidencial mientras Peña Gómez estuviera vivo.
Me encontré con Hipólito Mejía, en Santo Domingo, y lo llevé a conocer el local del Fondo de Bienestar Social de los Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos, en la calle Presidente Hirigoyen, donde yo era gerente, y le gustó mucho el sistema social, que le expliqué.
En 1992 me establecí, junto con mi familia, en Bélgica.
Durante varios años dejé de ver a Hipólito Mejía. Él continuó sus actividades políticas partidistas, y yo me dediqué al sindicalismo cristiano internacional, con sede en Bélgica.
En las elecciones del 2000, Hipólito Mejía obtuvo una mayoría aplastante, que estuvo a punto de ser mayoría absoluta: se alzó con el 49,87 por ciento de los votos, derrotando a su más cercano rival, Danilo Medina Sánchez, del Partido de Liberación Dominicana (PLD), y Joaquín Balaguer, de 92 años. Debía haber una segunda vuelta, pero el candidato del partido gubernamental renunció, Y Balaguer apoyó la presidencia de Hipólito Mejía
Antes de tomar posesión como presidente de la República visitó varios países de Europa, y nos encontramos en Bélgica, donde yo residía y dirigía una organización sindical mundial, que organizaba trabajadores de la agricultura, alimentación y turismo: Además yo era el presidente de la Asociación de Dominicanos en Bélgica, y coordinador de varias asociaciones de dominicanos en Europa.
La embajadora dominicana en Bélgica, la Lic. Clara Quiñónez, me invitó para que formara parte de la delegación dominicana que recibiría al nuevo presidente de la República, Hipólito Mejía.
En el hotel donde nos encontramos, él con una comitiva, de futuros funciones de su nuevo gobierno y los funcionarios de la embajada dominicana, y yo en mi condición de presidente de la Asociación de Dominicanos en Bélgica: El presidente Hipólito Mejía no conocía a ningún funcionario de la embajada dominicana en Bélgica,, ni ellos a él, y me saludó diciendo; ¿Cómo está José Gómez Cerda, mi profesor de doctrina social cristiana?
La primera sorprendida fue la Embajadora Clara Quiñones.
Hipólito Mejía me invitó a desayunar con él al otro día, en el mismo hotel donde se hospedaba, en Bruselas, Bélgica: Entre otras cosas me dijo; Tengo varios años luchando en el país en la campaña electoral, he tenido que enfrentar a Balaguer y al Partido de Liberación Dominicana (PLD), y he logrado ganar la presidencia, pero en la parte internacional estoy muy flojo; Dame tus orientaciones sobre lo que debo hacer en Europa.
Le di informaciones económicas, sociales y políticas, especialmente sobre Alemania, Italia, Francia, Bélgica, Inglaterra y España, además le expliqué la importancia de la Unión Europea, en especial la oficina dominicana en Bélgica, sede de ese proceso unitario de los países de Europa, y que esa representación debía mantenerse como una instancia técnica, sin intereses partidistas.
También le hablé en favor del funcionario de la embajada dominicana en Bélgica, el amigo José Luís Domínguez Brito, hermano del ex Procurador dominicano, y me aseguró que ese joven se mantendría en su cargo, y me habló muy bien de Francisco Domínguez Brito, dirigente del PLD. Inclusive me dijo, que ellos estaban familiarizados. Me aseguró que respetaría y mantendría en sus cargos a los funcionarios de la Embajada.
La embajadora dominicana en Bélgica. La Lic. Clara Quiñones, organizó en su apartamento, en Bruselas, Bélgica, una hora santa, en memoria a José Francisco Peña Gómez, quién había fallecido recientemente, a la cual asistieron varios acompañantes a la comitiva del presidente Hipólito Mejía.
Esta conversación le sirvió al presidente Hipólito Mejía, para tener una visión más completa de la situación en ese continente, especialmente las relaciones con la Unión Europea y los países de África y el Pacifico (ACP)
Ya en el poder, una de las leyes más importantes del presidente Hipólito Mejía, fue la 87-01 sobre seguridad social. Esa legislación fue producto del diálogo y la concertación tripartita, entre patronos, trabajadores y el gobierno, que fue organizado por el Padre Monseñor Agrípino Collado.
Siendo él Presidente de la República, nos encontramos nuevamente en Europa, esta vez, en Roma, Italia, a fines de agosto 2002, en una reunión de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y alimentación (FAO), titulada: 5 años después de la cumbre de la Alimentación.
Nuevamente me invitó a desayunar en el hotel donde estaba instalado, y me explicó la situación de un pedido de parte de los Estados Unidos, quienes no tenían confianza en los países árabes, por la tensión internacional que se vivía, después de los atentados terroristas del 2001, para que varios gobiernos nombraran personas de confianzas en cargos diplomáticos.
Me preguntó si estaba disponible, pero le expliqué mi situación de residencia familiar en Europa, que me impedía. Además, hablamos mucho sobre los Organismos Genéticamente Manipulados (OGM).
Estando de visita en el país, cuando residía en Bélgica, el amigo Gabriel del Río, secretario general de la CASC, me invitó con una delegación internacional al palacio nacional. Hizo uso de la palabra el amigo Víctor Durán, residente en Venezuela: El presidente le dijo; “Oye calvito, dile al presidente Chávez, de Venezuela, que él priva en loco, pero yo soy más loco que él.”
Volví al palacio nacional en la presidencia de Hipólito Mejía, nuevamente invitado por Gabriel del Río, en los saludos al presidente a principios del año 2004, en la postrimería de su mandato presidencial. Cuando el presidente me vio, rompió el protocolo, y me llevó aparte a conversar. Entre otras cosas me dijo; “Si mis funcionarios hubieran sido socialcristianos, hubiera hecho un mejor gobierno”.
Aunque nunca ha compartido actividad partidista con Hipólito Mejía, ni con ningún presidente de la República, pues he sido apartidista, debo reconocer que el único presidente de la república que me ha dado un reconocimiento ha sido él, cuando por medio del sindicalista y hoy director del INFOTEP, el amigo Rafael Santos, me entregó un pergamino que dice; “Reconocimiento a José Gómez Cerda, por sus contribuciones al movimiento sindical de los trabajadores dominicanos”, firmado por Hipólito Mejía.
Hipólito Mejía, es un político atípico, claro, sencillo, inteligente, que dice lo que le viene a la mente, noble y campechano.
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