Oscar López Reyes.
Dos años consume -el próximo 16 de agosto- Luis Rodolfo Abinader Corona en la batuta del gobierno (con su imagen agrandada), en el período de la historia sanitaria republicana más abatido: cuatro mil 400 cadáveres y cerca de 700 mil contagiados por la Covid-19, que paralizó la economía y las actividades más sensibles. Como jefe de Estado, evidenció una gallardía impresionante, abrazado por burgueses y descalzos/proletarios, en una demostración de unidad nacional con escasos precedentes.
Sumergidos en los entrecejos de los 630 días de la gerencia perremeísta estatal, y buceando en componentes críticos para la mejor ayuda, pincelemos -con justiciera franqueza y sin pasión engañosa- las más ponderadas ejecutorias de gobernanza y los hilos más delgados de ese desempeño, en el caballón de enraizadas carencias y deformaciones éticas.
Abinader tomó las riendas de un país en el espinazo de un trance que no se asemeja, ni en la sombra, a la influenza o gripe española de 1918 -en el noviembre en que finiquitó la Primera Guerra Mundial-, que bajó a las fosas a mil 654 dominicanos e infectó a 96 mil 828, pero se acerca al ciclón San Zenón que, en 1930, devastó a la capital y amontonó a cuatro mil difuntos y 20 mil heridos.
En el catafalco recubierto de las indumentarias negras de la Covid-19, compilemos las 10 realizaciones (flores) más salientes del actual gobierno:
1.- Crecimiento de la economía: 5.6% durante enero-mayo de 2022, colocándose como la séptima de América Latina. Realza la recuperación de más de 800 mil empleos extraviados durante la tragedia y los reconocimientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la aceptada gestión salubre, y de la Organización Mundial del Turismo (OMT, también de Naciones Unidas), como la única nación del mundo en restablecer el excursionismo/viajero a raíz de la calamidad.
2.- Nombramiento de un Ministerio Público con autoridad, competencia, sin vinculación partidaria y confianza ciudadana -despojándose el presidente de la República de una facultad constitucional-, lo que ha facilitado la investigación, la imputación judicial por corrupción y el comienzo de la devolución de recursos robados a los dominicanos.
3.- Defensa sin atenuaciones de la soberanía nacional, protección de la franja fronteriza con el inicio del levantamiento de un muro, acrecentamiento de las repatriaciones de haitianos ilegales, réplicas de inconformidad e impugnación a solicitudes de organismos internacionales, y gritos para que acudan en auxilio de los vecinos geográficos.
4.- Mejoría de salarios (hasta de un 30%) y pensiones llevadas a un mínimo de 10 mil pesos mensuales, a trabajadores de las empresas no sectorizadas, turísticas, zonas francas, industria del azúcar, construcción, médicos, profesores y policías.
5.- Inversiones de “El gobierno en las provincias”, con la puesta en marcha de más de 100 pequeñas obras de infraestructura, valoradas en 20 mil millones de pesos, para socorrer a más de un millón y medio de personas. Descentraliza así el gasto público, anunciado en consejos gubernamentales provinciales.
6.- Incremento de las incautaciones de drogas, calculadas en 61 toneladas y equivalentes a las decomisadas en los 16 años de mandato del PLD, así como sometimientos de narcotraficantes y entrega de estos a Estados Unidos, en cumplimiento de acuerdos bilaterales.
7.- Impulso de la transparencia y la rendición de cuentas, y exigencias constantes a funcionarios, a varios de los cuales ha solicitado su renuncia y demostrado que no está dispuesto a sacrificar su reputación por los que se enmarañen en prácticas irregulares.
8.- Procura del diálogo y la concertación, con hincapié en el Consejo Económico y Social, y por reclamo ciudadano ha retirado más de una docena de disposiciones y proyectos presentados en las cámaras legislativas.
9.- Ampliación de los programas socio-comunitarios, algunos muy modestos para personas muy vulnerables, como Supérate, Inespre y el Bono de Apoyo Familiar.
10.- Creación del Gabinete Agropecuario, disposición de recursos financieros especiales, para garantizar el abastecimiento en el ancla del coronavirus y la anunciada potencial hambruna por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y acompañamiento a productores agrícolas.
Cinco apuestas cruciales
En el pescuezo de la República se han entrecruzado, singularmente en el último medio siglo, decenas de estorbos e impedimentos económicos y sociales, que son un fastidio para la sociedad y un aprieto para los gobiernos. Como prioridad sugerimos, a ojo resolutivo, apenas cinco (espinas) de ellas:
1.- Controlar la inflación importada, por el descarrilamiento de la cadena de suministro de productos de alto consumo y evitar, a toda costa, el desabastecimiento alimenticio.
2.- Reducir drásticamente los apagones y enfriar la tarifa eléctrica, por lo que propende como saludable la paralización de la aplicación del Pacto Eléctrico. Simultáneamente, despunta como perentorio implementar una política racional de disminución de costos de las Edes.
3.- Intensificar los ingentes esfuerzos hechos para menguar la delincuencia y la inseguridad pública.
4.- Frenar de golpe la entrada ilegal de haitianos, con el acordonamiento fijo de la línea limítrofe, y no en lances coyunturales. Por igual, crear la Mancomunidad Cívico-Patriótica Fronteriza, con la integración de gobernadores, senadores y líderes comunitarios de las provincias fronterizas, así como de representantes tanto del Instituto Duartiano como de Pro-Nación (nacionalistas desvelados), para la vigilancia, la proposición y la denuncia.
5.- Reforzar los servicios de salud, públicos y privados, con más médicos que laboren más.
Con el trabajo diario como de 18 horas y más colaboración, Abinader puede amortiguar o mediatizar los cinco puntos citados precedentemente, y remontarse en otros de atracción popular. En ese carril, tendrá una función de pilotaje más holgada en los últimos dos años, que son una especie de ruta crítica, y podrá evaluar más objetivamente el aseguramiento de su pre-proyecto de continuidad.
Para despejar aún más el sendero político-gubernamental como un acorazado, tres polos se proponen como un imperativo: 1) Proseguir firme en no tolerar inconductas de funcionarios, y mantenerlos a raya para prevenir descuidos en su operatividad y gestión financiera; 2) Buscar mecanismos de satisfacción de militantes del PRM que captan adeptos y defienden el voto en las urnas, y desmoronar la imagen de un gobierno empresarial, y 3) Asegurar, desde ahora, una gran alianza con pequeños partidos, para el 50% más uno.
Estemos claros -eso sí-, que ni con la varita de poder mágico de Harry Potter, absolutamente ningún presidente -cual que sea su color partidario- corregirá o regenerará, de la noche a la mañana, los copiosos y añejos déficits, privaciones, penurias, vicios y plagas que yugulan a la Nación, y que se han prolongado y agravado en el bulevar transitivo de las épocas.
Si por los constreñimientos de estos dos primeros años de una batida pandémica inesperada, Abinader ha podido cumplir parcialmente las promesas electorales, contrabalancea con un valor agregado: su integridad, equilibrio, sensatez y diafanidad, que irradian en su alta valoración ciudadana: el 67% aprueba su gestión y el 57% le otorgaría su voto, según la encuesta RD Elige, patrocinada por el grupo RCC Media.
El aminoramiento de la colisión externa y los cinco puntos de mejoras mencionados para los dos años restantes, y el remozamiento del tren administrativo, serían acicates para ponderar seriamente la oportunidad de un segundo período para Abinader, como -dirían los repostulacionistas a ciegas- Leonel Fernández y Danilo Medina.
Cordialmente,
Oscar López Reyes,
Periodista-mercadólogo, escritor y articulista de El Nacional,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario