miércoles, 20 de abril de 2011

ABOGADOS Y ALGUACILES ASALTAN HOTELES EN EL ESTE

Por Héctor Linares

SANTO DOMINGO.- Abogados laborales que utilizan alguaciles y bandas han ejecutado “embargos-asaltos” en hoteles en procura de cobrar supuestas deudas que los propietarios y gerentes hoteleros desconocen porque previamente no les habían sido reclamadas ni notificadas formalmente, dijo el presidente de la Asociación de Hoteles del Este, Ernesto Veloz.

En lo que va de año se han producido al menos seis casos de embargos autorizados por sentencias cuyos procesos han sido señalados como irregulares y realizados por tribunales fuera de jurisdicción. Dos de esos casos se produjeron la semana pasada.

Veloz dijo que las acciones, de las que recuerda al menos diez en los últimos meses, representan “asaltos semiprotegidos legalmente” porque se basan en subterfugios que incluyen citaciones en el aire y otras irregularidades.

Hay “temor serio dentro del sector” hotelero de la región Este, dijo Veloz, consultado en torno a embargos que afectaron la semana pasada a dos hoteles de Punta Cana, uno de los cuales estaba repleto de ciudadanos franceses, que tienen la costumbre de hacer turismo en familia.

En el caso del hotel ocupado por franceses, que es también propiedad de inversionistas galos, los que ejecutaron la acción sacaron a todos los huéspedes, quitándoles cámaras y otras pertenencias a los que estaban en el lobby. Los ejecutantes del embargo tenían una sentencia, pero no agotaron los procesos correspondientes, dijo Veloz.

Punta Cana pertenece a la jurisdicción de La Altagracia, pero las sentencias de los últimos casos han sido emitidas por jueces de El Seibo. “Es una banda que ya no consigue sentencias en Higüey, pero se van a El Seibo, que no es jurisdicción”, explicó el presidente de la Asociación de Hoteles del Este.

En torno al caso, el vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Hoteles, Bares y Turismo (Asonahores), Arturo Villanueva, dijo que la situación que se está dando en la región Este pone de nuevo el debate sobre el tema de la “seguridad jurídica en el país”, y pone en peligro el sitial ganado por la República Dominicana como destino turístico, por lo menos para los franceses, un mercado emisor ganado por gestiones de Félix Jiménez, cuando fue secretario de Turismo. “No se pueden permitir esas sentencias falsas”, dijo Villanueva a El Caribe.

El caso del embargo al hotel ocupado y propiedad de franceses se originó en una demanda laboral incoada por ciudadanos haitianos que trabajaron en la construcción del hotel, inaugurado en el 2009.

Veloz dijo que el fallo de un juez de El Seibo no le fue notificado al hotel y que desconocía el caso hasta que el abogado de la demanda llegó con un alguacil y una “turba de unos 200 hombres” que penetraron al establecimiento aterrorizando a los huéspedes y causando destrozos en las instalaciones. “Parecía una película filmada en Ruanda, en Africa”, dijo Veloz, quien tiene un video de la escena del embargo. Estimó que el proceso fue, al igual que al menos otros diez, irregular porque se realizó con una notificación “en el aire”, lo que tomó de sorpresa al hotel demandado y no le dio oportunidad de defenderse.

El propósito de los abogados demandantes es que el establecimiento demandado no se entere para que no puedan iniciar mecanismos de defensa ni negociación, porque así una demanda de ochenta mil pesos la convierten en tres millones”. A los abogados no les interesa negociar, dijo el presidente de la Asociación de Hoteles del Este

Impacto para el turismo

El hotel objeto del embargo enfrenta ahora decenas de reclamaciones de turistas que fueron despojados de pertenencias durante la acción, con posibilidad de costos millonarios a consecuencia de demandas de los huéspedes que exigen reparaciones por el impacto psicológico o susto que sufrieron con la entrada al establecimiento del tumulto o turba enardecida.

Ernesto Veloz, presidente de la Asociación de Hoteles del Este, y Arturo Villanueva, vicepresidente ejecutivo de Asonahores, temen que la situación provoque una disminución de turistas franceses.

El hotel embargado estaba ocupado por unos 600 turistas franceses, quienes observaron atemorizados cómo eran sacados los muebles del hotel por una multitud de aproximadamente 200 personas.


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