martes, 16 de julio de 2019

A Don Hugo Tolentino Dipp


Caerán las lluvias de julio

sobre el silencio de su voz,

codo a codo armará la noche

el poema en el lago de sus ojos

así como el pescador atrapa lunas

en las redes de sus labios carmín;





la palabra quedará estampada

sobre el lienzo de sus manos

y usted narrará las fábulas del negro

sin inmutarse ante el ardí

que quiebra mensajeros ancestrales;




la historia urge la sangre,

la sangre es un discurso líquido

pronunciado solamente por los sueños

y faltarán verbos para edificar

caminos que anden con su luz;




dígale al sol

lo oscuro que es el sueño del aljibe

si en su boca no cae la luna

embriagada de estrellas

y cantando eternas melodías;




¿sabrán los vientos de mayo

cuántos filos tiene la daga del olvido?

¿comerán de sus manos las palomas

cuando el maíz de su sonrisa

tenga cielo como el río?




no lo sé, don Hugo,

pero claro está que el mar lo nombra,

que le abrazan los pinos del campo

echándole neblina celestial 

a las huellas de sus pasos dormidos;




caerán las lluvias de julio,

ya lo sé,

como también crecerá su voz

más allá del calendario de espantos

ungidos sobre su frente.




©Dió-genes
Julio 2019

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