domingo, 6 de febrero de 2022

Mirar delicias del patrimonio gastronómico nacional en postres: Dulces Emilia

Por José Rafael Paula Sosa.

SANTO DOMINGO.-
Al reflexionar sobre el inmenso universo de las delicias, sensaciones y experiencias que devienen del acto del buen comer con dignidad, la primera probable pregunta que podría surgir es ¿Qué es un postre?

Y al influjo de este concepto, se rinden los placeres finales del gusto tras una comida. Postre es un platillo dulce o salado que generalmente, aun cuando no exclusivamente, se sirve al final de un plato fuerte. Los postres son el homenaje al gusto, la forma expresa en que se puede disfrutar de un trozo de paraíso en una gama de sabores de pequeña escala al infinito. El postre es el punto de color inolvidable como toque final de una comida

Los postres dulces dominicanos son una expresión trenzada con los tres colores de la bandera nacional y que tienen en el país, infinidad de presentaciones: galletas, flanes, tartas, helados, bocadillos salados, cocadas y muchas otras.

En cuanto a sus tipos, enfocaremos hoy los elaborados con leche y frutas, tratando de iniciar la presentación de estos postres, en el conocimiento de que varias regiones del país (Paya, Cibao Central, Higüey y otras) tienen excelentes especialidades en esta especialidad. Cada fabricante de dulces, hecho harto reiterado y previsible, dirá que sus dulces son los mejores el país, comprensible autoelogio que debe someterse al escrutinio de catadores de dulces (concepto que no es técnicamente preciso pero que da la idea de lo que se busca), para lo cual iniciamos estos trabajos.

Hoy iniciamos el recorrido por los postres en base a dulces de leche/frutas, con los Dulces Emilia, de Dilenia Reyes, quien ha logrado crear formulas o recetas que le confieren a sus productos un sabor singularmente agradable, con cuerpo estable, capaces de generar unas ondas de sabor suave que dejan sentir el gusto por una elaboración cuidadosa, utilizando el punto de cocción preciso con un nivel de azúcar que le proporciona una identidad y sabor propio.

Tras someterlos a una degustación de varias personas con experiencia en postres/repostería, la conclusión es que se trata de dulces con formulación excepcionalmente agradable, con un poder de satisfacción que sobrepasa los estándares promedios de prelación y se asimila a un elevado pico de calidad. Nivel de azúcar que no empalaga (uno de los déficits más frecuentes en los dulces de leche), cuidada uniformidad de la masa, combinación de elementos y sabores con un resultado explosivo de buen gusto.

El secreto parece radicar en la dedicación y la selección de la materia prima, así como en la combinación de ingredientes que se le agregan.


Adicionalmente, el amor por el ritual cotidiano que implica la brega por producir cada uno de estos productos. Debe ser similar la actitud que tienen todos los demás fabricantes de dulces dominicanos, los cuales ya necesitan de una declaratoria como Patrimonio Gastronómico de Identidad Nacional Dominicana.

Dulces Emilia ofrece dulces en base láctea:

  • Turrón de Coco
  • Coco, batata y pina
  • Lechosa y Pena
  • Cajuil con leche
  • Jalao con guineo
  • Naranja con leche
  • Y muchos otros

En lo que es clara la diferencia, es en la calidad del embalaje y presentación, al apelar a la habilidad artesanal al crear cajas y presentaciones en base a materiales orgánicos ecológicamente amigables, a los que se decora con pintura realizada a mano, de gran belleza con sus motivos que resaltan el paisaje y la identidad nacional. En presentación, lo que se tiene, es un producto de primer nivel, sin dudas.

Dulces Emilia son el producto del amor y el trabajo de una mujer dominicana, una que hace homenaje gustativo al amor ataviado del sabor más dulces, es una opción que debe ser considerada al momento de pensar en la representación del país, cuando de postres dominicanos sea la cuestión a tratar.

 

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