martes, 4 de febrero de 2020

Ante un grito de ayuda, mi impotencia

Elpidio Tolentino Garrido


(Foto de archivo Reina Yaniris Rodríguez)
Apenas ayer, 3 de febrero, fui abordado por una señora que me manifestó era su última esperanza. Hace seis meses un supuesto motoconcho abusó de ella. La golpeó y la violó. Tuvo suerte, porque poco después supo su agresor fue apresado y tres mujeres más lo acusaban de iguales actos.

Al continuar su narración, me di cuenta que era una más de esas acciones que por falta de autoridad o por mediación de los políticos y funcionarios, se quedan sin sanciones y los delincuentes continúan alegremente sus fechorías.

Presente en mii memoria el caso del 10 de Cumayasa, que por las denuncias y seguimiento particular fue detenido un individuo, pero ante las dificultades, al final los familiares de la víctima aparentemente se transaron y aceptaron dinero. Tres medidas de coerción, pero de ahí no ha pasado el caso, porque algún funcionario romanense es el padrino de ese empresario político.

Esta señora de ayer, me dice no conocer físicamente a su agresor, nunca lo había visto antes. Con ella eran cuatro las víctimas, con las dificultades y las necesidades de dinero para mover la acción pública, ya dos habrían aceptado dinero y se retiraron de la persecución en contra del agresor, que está “detenido” en el CCR-15 (La Azulita).

Por qué ya no quieren persecución esas dos mujeres, una está a punto de abandonar y la otra clama por ayuda?

Sencillo. Son infelices mujeres, prácticamente solas, ahora tienen que buscar y pagar abogados, mientras que al agresor se le ha asignado un abogado…

Además, esta mujer que clama por ayuda, y que me dice está casi sola en las acciones para buscar sanción, en estos seis meses para que su agresor sea presentado ante las autoridades, se le reclama que debe buscar tres mil pesos para que sea bajado, o de lo contrario no lo movilizan, situación que es imposible para ella, porque ni para comer consigue ese dinero al mes.

Así, como lo digo aquí, sin nombres, sin detalles de los hechos, sin más pretensiones que no sea decirlo, es porque es la gran realidad, no tenemos Justicia, no tenemos Ministerio Público, no tenemos funcionarios, porque solo piensan en perpetuarse en los cargos, a costa de lo que sea.

No lo cree, revise las publicaciones de por lo menos hace dos años de un caso en el 10 de Cumayasa, y sabrá de que le hablo. Sabrá qué es impotencia, y sabrá qué es complicidad de las autoridades.

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