Antes de que los científicos descubrieran el ADN, la sociedad dominicana crucificó moralmente a muchas mujeres inocentes, clasificándolas de infieles, por el hecho de haber traído al mundo a una criatura con un color de piel diferente al de su esposo o pareja sentimental.
Esa situación provocó muchas separaciones, divorcios y problemas judiciales por asunto de paternidad, debido a que muchos hombres se negaban a reconocer legal y espiritualmente a sus hijos, por sospechas de infidelidades.
Ese problema era tan grave y tan generalizado, que provocó la inspiración del famoso merenguero dominicano Johnny Ventura, quien lo graficó dedicándole una canción que se hizo muy popular, llamada “Oye Capullo, el negrito es el único tuyo”, (de manera chistosa), y lo hizo poniendo como ejemplo un matrimonio con varios hijos claros y un negrito, pero el esposo se negaba a reconocerlo por haber nacido con un color de piel diferente a los demás.
En ese caso parece que la señora realmente era infiel, porque para forzarlo a aceptarlo como su hijo le dijo, según Jhonny Ventura, “Oye Cucuyo, el negrito es el único tuyo”.
Todas esas situaciones son provocadas por la soberana ignorancia de la gran mayoría de la gente sobre sus orígenes raciales, ya que está científicamente demostrado que cuando entre los bisabuelos y abuelos hay negros, blancos o amarillos, los nietos y bisnietos pueden nacer con diferentes colores de piel, especialmente si los padres son híbridos (trigueños) o "mulatos".
Conozco casos de familias con más de 10 hijos de diferentes tonos de piel, entre ellos, hasta con ojos de colores y negros con cabellos lacios, sin sus padres proyectar ninguna de esas características, simplemente porque las heredaron de algunos de sus abuelos u otros ascendientes.
Mis padres eran híbridos (trigueños) pero no tenían ojos de color, ni cabellos suaves. Sin embargo, tengo cuatro hermanos de piel oscura, cuatro claritos con ojos de colores y seis igualitos a ellos. Todos hijos de madre y padre, nacidos y criados bajo el mismo techo con la misma disciplina y costumbres.
Ahora bien, donde está la raíz de ese arcoiris, en que los bisabuelos y abuelos varones eran negros y las bisabuelas eran blancas. Para mí papá eso nunca fue problema, porque confiaba ciegamente en su esposa, pero para ella era algo preocupante, hasta el punto de llegar a decir: “otro negrito más”.
Esos cuatro negritos son los mejores parecidos físicamente y las genuinas representaciones de sus abuelos paternos, mientras que los “jabaitos”, de colores indefinidos, nos fuimos por el lado de las abuelas.
Ese patrón se repite en otros núcleos familiares del entorno; lo cual viene a confirmar la teoría científica sobre la herencia de los genes biológicos y queda descartada la teoría del “cuerno” (infidelidad), por el simple hecho de que los niños no se parezcan físicamente a sus progenitores o hayan nacido con tonalidades de pieles diferentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario