sábado, 4 de abril de 2020

Conmemoración del día nacional del periodista

Por José Gómez Cerda


Este 5 de abril encuentra a los periodistas dominicanos en la peor era de la humanidad, sufriendo una cuarentena voluntaria, y cientos de periodistas dominicanos trabajando, unos en los medios de comunicaciones, y la mayoría desde sus casas ante la crisis mundial del corona virus.

A nivel mundial miles de periodistas han sufrido la infección del virus, muchos han perdido sus vidas, otros se encuentran en cuidados intensivos y padeciendo esta situación; pero todos estando al servicio de los pueblos para mantener las informaciones y noticias verdaderas para orientar a los pueblos por medio de la radio, prensa, televisión y redes sociales.

El 5 de abril se conmemora en la República Dominicana el “Día Nacional del Periodista”, en memoria a la primera edición del periódico “El telégrafo Constitucional”, en Santo Domingo, cuya primera tirada es del 5 de abril de 1821.

También los periodistas y escritores dominicanos conmemoramos ese mismo día la constitución de la “Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE)”, ahora con un nuevo nombre; Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos- ASEPED.

Han pasado cincuenta y ocho años, desde que aquella mañana del cinco de abril de 1962, nació en un riesgoso y apurado parto, la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores, ADPE, hoy ASEPED, una entidad, que unió en sus inicios, a los hombres y mujeres de la información y el pensamiento creativo, para preservar y servir de vigilante, a los recién surgidos brotes de democracia, y lograr hacer una realidad la libertad de expresión del pensamiento, tras la caída de la dictadura de treinta y un años.

En esa memorable fecha del 5 de abril de 1962, y que hoy conmemoramos, recordamos las figuras de otros padres modernos del periodismo dominicano y que estuvieron presentes en aquella histórica mañana: Doctor Salvador Pittaluga Nivar, Doctor Rafael Molina Morillo, Don Emilio Rodríguez Demorizi, Don Julio César Martínez, Don Rafael Herrera, Germán Emilio Ornes, entre otros.

Ninguna sociedad ha llegado al alcance de sus metas. Todos los días la nación nace y alcanza a entrever un modelo de orden y justicia que solo los periodistas y los escritores pueden vislumbrar y señalarle, gracias al celo crítico con el que observan el comportamiento de sus instituciones, el análisis con el que comparan el cumplimiento de las leyes y el juicio al desempeño de sus autoridades. Y junto a ellos, el pensamiento creador de donde nacen los mundos y los sistemas y se recrean las ideas.

Es y ha sido función de los periodistas y los escritores, cuyas actividades plenas, solo se logran en una sociedad libre y con hombres y mujeres libres.

El periodismo y la literatura dominicano, en la misma medida en que han avanzado tecnológicamente sus medios, así han crecido en sustanciales y fecundos aportes a la organización del país, al fortalecimiento de sus instituciones y la maduración del proceso democrático. Y se ha logrado una tradición de pensamiento pluralista, aunque también hemos puesto nuestros mártires y hemos brindado nuestras víctimas, dando muestras de coherencia, de coraje, de valor y de convicción.

Demás esta señalar que nuestros miembros han sido perseguidos, ultrajados, vejados y maltratados de parte de aquellos que siempre han creído que con el abuso y el uso de la brutalidad pueden acallar las voces, imponer la intolerancia y retornar a las lóbregas cavernas del silencio y del terror.

La ASEPED (antes ADPE), dirigida y orientada históricamente por el Dr. Salvador Pittaluga Nivar creó dos instituciones que han servido de ejemplo para las personas que tienen como profesión la escritura: El Instituto Dominicano de Periodistas (I.D.P.), y los premios “Caonabo de Oro” que han contribuido al desarrollo de los escritores y periodistas dominicanos.

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