Oscar López Reyes.
La vida decanta como una visita fugaz. Gira en un paseo con protocolo en el feliz grito del aflorar terrenal y termina con el desventurado campanario que anuncia el traspaso del alma hacia otras galaxias. Y ese corto tour se esfuma en un abrir y cerrar de ojos, y con frecuencia el angelito humano se duerme eternamente, sin percatarse de la culminación de su ciclo vegetativo en el globo planetario.
En la capital, desprevenidamente se registraron en vuelos ineluctables Ignacio H. Martínez (periódico Indice), José González y René Japa (Ultima Hora), Arturo Industrioso y Mario Bobea Billini (El Caribe), Santiago Gómez y José Diego Pérez (Listín Diario), Reinaldo Bodden (Hoy) y Víctor Castillo (radio).
Comunicación Social O&M (1986-2021). Por igual coordenada a otras atmósferas corrieron, en ruedas de sorpresas, los profesores de esa escuela universitaria del Centro de los Héroes Abel Fernández Mejía, Francisco Pancorbo, Salomón Siguié, Pascal Peña Peña, Claudio Toribio, Hipólito Carrasco, Luis Rodríguez Palmero, Leopoldo Grullón, Lidia García, Roberto Lebrón, Rafael Castro Sánchez, Jimmy Sierra, Francisco García, Víctor Gulías (asesinado), Blas Olivo (asesinado), Junior Ramírez (asesinado), Arelis Bonilla y René Rodríguez Soriano. José Rafael Abinader, rector proponente de la citada unidad académica, y Soraida Heredia viuda Suncar, vice-rectora ejecutante.
Esos maestros en siluetas y capelos son soplos monárquicos de la eternidad, cuyas enseñanzas renacen muchas veces en los pizarrones electrónicos de la post-modernidad, en el empalme dialéctico de los días, meses y años. Y oscilan, nueva vez en primavera, en las sirenas que gotean corpulentas en las fibras y rendijas de la bienaventuranza. Rosales para ellos, desde los pupitres y ventanas de la universidad.
Colegio de Periodistas: Rubén Abréu Méndez, José Alberto Sánchez, Frank Peña Tapia, Ramón Lora, Américo Martínez (Adora), Tomás Cordero, Napoleón Rojas, Octavio Herasme, Felipe Ferreras Batista, Celia Ozoria García, Lázaro Guzmán Suero y Germán Santiago.
El cañón gremial brotó, como larvas volcánicas y sin oleajes inquisidores, en el pecho de las infamias y vibró en las constelaciones reivindicativas. Proscrito y desmadejado el egoísmo toico, el profesionalismo proliferó en el mosaico colectivo.
Engrandecen los camposantos en el adiós sin olvido colegas cuyas noticias, artículos y obras quedaron esculpidas en las páginas de los diarios y los equipos electrónicos, desde el venir al mundo hasta el fallecer.
En los pueblos, cunas de periodistas ilustres y consagrados en todas las bifurcaciones, se colocan lápidas en las necrópolis de estos periodistas:
Azua: Lalito González (asesinado), Juan Andújar (asesinado), Francisca Lugo Miranda (asesinada), estudiante de comunicación de la O&M, y Rafael Santiago de la Rosa.
Barahona: Lores Sánchez Terrero (Enriquillo, asesinado), Luis López Méndez, Francisco González, Genao Contreras Bidó, Teuddy Ariel Sánchez, Byron Melo Méndez (Roldán), Rafael Féliz (Cabral) e Hildelisa Larancuent (Palo Alto).
Duarte (San F. de Macorís): Luis Fabio Goris, Ricardo Rojas Espejo, Mateo Jonás Castillo, Julio César Holguín Khoury, Chamón Tejada, Rafael Taveras (Taverita), Pedro Fernández, Delcio Pérez, Luis Báez del Rosario, Miguel Castillo y los locutores noticiosos William García y Francisco Henríquez.
El Seibo: Víctor Bienvenido Beras Medina y Zoila del Rosario.
Espaillat (Moca): Dulce Jiménez, Arcadio Benito Rojas, Isidro Silva Cabreja, Inocencio Trejo y Berny Reyes.
Hato Mayor: Alejandro Sánchez Mejía e Hipólito Romero.
La Altagracia (Higüey): Mártires Areché Castillo, Guido Antonio García Suriel y Carlos Cedeño Pérez.
La Romana: Manuel Emilio Beltré Sánchez, Gregorio Antonio Líder, Luz Magalis Medina Angomás, Manuel Richiez (Manny), Rafael Saiz Martínez y Guillermo (Bolivar) Avila Pérez.
La Vega: J. Agustín Concepción, Mario A. Concepción, Lirio Cruz, Dionicio Alberto, Nelson Holguín, Thomas Augusto, Tony Rodríguez, Domingo Cruz, Jacinto Patiño, Rafael Cruz Collado, Franklin Villeta, Flavio Holguín Ramírez, Isidro César Paulino y Andrés Reyes.
Monseñor Nouel (Bonao): Eliooth Rosario Hernández, Ana María González, Benito Henríquez Moreta, Miguel Hernández y Luis Núñez Galán (Sabana del Puerto).
Monte Cristi: Félix Antonio González.
Monte Plata: Florentino Peguero, Edgar Reyes y José Torres.
María Trinidad Sánchez (Nagua): Somer Cuevas e Isidro Antonio Bidó.
Puerto Plata: Epifanio Lantigua, Rafael Alberto Brugal Paiewonsky (Fifo), Fabio Rafael González, Jesús María Santos, Leoncio Silverio Camacho (Papo), Carlos A. Hernández, Luciano Minaya Sánchez, Chiqui Luciano, Jaime Rafael Domínguez, Carlos Acevedo, Esteban Sarita y Daniel Díaz.
Samaná: Virgilio Román.
Sánchez Ramírez (Cotuí): Ramón Higinio Regalado y Félix Alberto Guzmán.
San Cristóbal: Temístocles Mets, Arismendy Dipré de la Rosa, Daniel Martich Lorenzo, Fernando Guante, Domingo Taveras, Dionisio Nova y José del Carmen Berroa. Haina: Santos Suriel, Miguel Polo y Martín Encarnación. Villa Altagracia: Marino Arias Betancourt y Domingo de Jesús.
San José de Ocoa: Pedro Pascual Estrella.
San Juan: Luis M. Mateo, Nelson Brea, Jobanna Marranzini, Jeremías de los Santos y Leopoldo Figueroa.
San Pedro de Macorís: Rodolfo Coiscou Weber, Felipe Collado, Oscar Hazim y Aurelia Muñoz, profesores de periodismo de la Universidad Central del Este (UCE), así como José A. Hazim Azar, rector. Y alumnos: Clodomiro Gautreaux Piñeyro (asesinado), Julio Guerrero, Magaly Báez (hija del sindicalista Mauricio Báez), Ramón Martínez Féliz, Eduardo Vásquez, José de la Cruz, Miguel Adolfo Alfonso Mendoza (Piris), Richard Herrera, José Horacio Ramírez, Edward Leger y Víctor Manuel Pérez.
Santiago: Darío Flores, J. Armando Lora Guzmán, J. Rafael Khoury, René Fernández Almonte, Domingo Saint Hilaire Pérez, Claudio Márquez, Osiris García, Carlos Cepeda, Santos Paulino, Fausto Torres, Rafael Ramírez, Zaidy Zouain y Fermín Escaño. También, Pascual Peña y Francisco Gerónimo, directores de la escuela de comunicación social de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), así como su rector, Príamo Rodríguez Castillo, presidente de La Información. Luis Enrique Franco dirigió este matutino entre 1960 y 1980.
Valverde (Mao): Yasiro Aliba Roulet, César Rodríguez, Osiris de Jesús Gómez y Víctor Rivas.
Salcedo: Juanita Hernández y Antonio Jaime Tatén.
Zurdos y derechos, y remozados por las meriendas que danzan en sus néctares, los citados reportaron desde monturas de mechones con chubascos huracanados. Y, luego de bornear en la fama pueblerina, sus tumbas se cubren y engalanan de tierra, cemento y polvo.
Ellos irradian como jaguares en la inmortalidad, por sus labores socio-comunitarias, sus libros que destronan ignorancias y dimensionan heroicidades y valores, y algunos por ser mártires del periodismo.
Nueva York: Héctor V. Chacón, Manuel Severino, Pablo Aguilera, Reginaldo Atanay, Nelson Rossi, Ramón Jerez Díaz, Luis A. Rojas Durán, Disraelí Guillén Castro, Moisés Iturbides, Ramón Aníbal Ramos (productor televisivo), Fernando Gómez Santos, Próspero Rafael Rodríguez y Aníbal Paradís Francisco.
Massachusetts: Guido Féliz (Sprinfield).
Miami: Claudio Hanley, Arturo López, Sucre Vásquez Guzmán e Idonelia Pérez Blanco.
Puerto Rico: Isabel Vargas, César Peguero (locutor noticioso) y Pedro Gil Colón (camarógrafo).
Haití: Carlos Grullón, asesinado en su labor de camarógrafo.
En esos cuatro y otros estados norteamericanos, bucearon en las brozas de torres rebosantes de jeroglíficos; trabajaron, estudiaron y juguetearon enarbolando gloriosamente el patriotismo acrisolado.
La muerte los abrazó, de forma inverosímil, en la lejanía de su tierra natal y en el asta de la perplejidad. Son dechados de sacrificios familiares, en el amor filial más espléndido y admirable.
Entre 1976-2021 -un período de transición entre el periodismo empírico y el académico en que se complica la diferenciación-, en la capital se extinguieron físicamente 274 periodistas, editores de diarios, fotógrafos, camarógrafos y locutores noticiosos. En las provincias bajaron a fosas 125 y en el extranjero 22, para un total de 421, conforme nuestro registro.
Hecho. En otros artículos nombraremos a los escapados momentáneamente de las retentivas y a los que hoy están vivos, pero cuando -ya junto a sus miradas- hayan remontado desde los carriles terráqueos hacia el paraíso celestial, donde se mora bañado de felicidad. Rueguen que, para cumplir esa sacrosanta misión en el aro de la cotidianidad, yo sea remojado por flores perfumadas en besos de longevidad.
Cordialmente,
Oscar López Reyes
Periodista-mercadólogo, escritor y articulista de El Nacional,
Ex Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas.
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