A base de trabajo, dedicación, carácter y ganas de superación, los Celtics están en final
Ime Udoka, debutante al mando de un equipo de la NBA, no perdió fe en sus ideas incluso cuando su equipo se hundía en la undécima plaza en enero y lideró desde el banquillo a un grupo en el que el trío Jayson Tatum, Jaylen Brown y Marcus Smart se complementa de forma excelente con elementos menos mediáticos, pero igualmente decisivos, como el dominicano Al Horford, Robert Williams o Derrick White.
Todos ellos consiguieron sobreponerse a las adversidades de una temporada de máxima exigencia. Las dudas sobre la convivencia en pista entre Tatum y Brown, los problemas de tobillo de Smart, el protocolo Covid que frenó a Horford al comienzo de las Finales del Este ante Miami, las lesiones de rodilla de Robert Williams no fueron suficientes para tumbar a unos Celtics que viajarán a San Francisco para abrir este jueves las Finales NBA.
El momento más difícil
El pasado 6 de enero, en el Madison Square Garden, los Celtics se rendían por 105-108 ante los New York Knicks y bajaban a la undécima plaza con balance negativo, en medio de dudas, críticas, especulaciones sobre el futuro de sus estrellas y de su técnico.
La apuesta por Ime Udoka, el futuro de Jayson Tatum y Jaylen Brown, la necesidad de cambiar los equilibrios en el equipo estaban en el centro del debate en Estados Unidos cuando se analizaban las ambiciones de la franquicia.
Carácter y ganas de superación
A base de trabajo, dedicación, carácter y ganas de superación, los Celtics respondieron en la pista a cada una de estas dudas, siendo protagonistas de un crecimiento vertical pese a un camino lastrado por las adversidades.
Acabaron la temporada regular con 33 victorias en 42 partidos, sellando rachas de nueve, seis y cinco victorias consecutivas que le permitieron alcanzar por momentos la cumbre de la clasificación, en los ligeros momentos de apuros de los Miami Heat, y entrar en los 'playoffs' como segundos clasificados.
Tatum y Brown dispararon el nivel de sus actuaciones, demostrando su capacidad de completarse jugando juntos, y Marcus Smart dio muestra de su tremenda dedicación defensiva hasta conseguir el premio al mejor defensa de la temporada.
Contra la pared
En una Conferencia marcada por el equilibrio, con pretendientes como los Milwaukee Bucks, vigentes campeones, los Miami Heat, los Philadelphia 76ers de Joel Embiid y James Harden o los Brooklyn Nets de Kevin Durant y Kyrie Irving, los Celtics tuvieron un camino de 'playoffs' de máxima dificultad. Pese a su segunda plaza, se cruzaron en primera ronda con los Nets, unos rivales que nadie quería recibir a pesar de los altibajos que marcaron su temporada regular. El poderío de su plantilla, liderada por Durant e Irving, les convertía en una enorme incógnita.
Pero precisamente esa serie permitió a los Celtics dar un paso más en su crecimiento. Una canasta sobre la bocina de Jayson Tatum en el primer partido cambió la historia de una serie acabada en total triunfo para Boston, con un autoritario 4-0.
Inyección de autoestima
Fue la necesaria inyección de autoestima para afrontar el reto siguiente: los Bucks del griego Giannis Antetokounmpo
Fue la serie que obligó a los Celtics a saber competir estando contra la pared, pues Milwaukee estuvo por delante 3-2 y pudo cerrar la serie en casa. Sin embargo, el equipo de Ime Udoka se confirmó intratable tras sufrir una derrota y ganó en el Fiserv Fórum para sellar su billete para las Finales de Conferencia en el séptimo partido.
Ambas franquicias ofrecieron un espectáculo absoluto de baloncesto, con intensidad, muestras de fortaleza mental y física que los Celtics tuvieron que repetir ante Miami, en una nueva serie decidida en el séptimo partido.
Con un Marcus Smart capaz de sobreponerse a los dolores de tobillo tras un peligroso esguince en un choque con Kyle Lowry y un Jayson Tatum con notables molestias en un hombro, los Celtics consiguieron tumbar a los Heat de Jimmy Butler con un triunfo en Miami en el séptimo encuentro para salir ganadores de una maravillosa serie.
El equipo, clave
Lo hicieron a base de equipo, liderados por Tatum y Brown, pero también por el dominicano Al Horford, que a sus 35 años se regaló las primeras Finales NBA de su carrera.
Y con aportaciones sobresalientes de elementos como Derrick White, excelente desde el perímetro, Payton Pritchard o Robert Williams, un dominador en la pintura pese a sus problemas de rodilla.
Un paso al frente
De Udoka a Tatum, de Smart a Williams, todos en los Celtics consiguieron dar un paso al frente, rebelarse a las adversidades y regalarse el sueño de jugar las Finales con los Warriors.
La gloria alcanzada en 2008 por el trío Paul Pierce-Kevin Garnett-Ray Allen marca el siguiente, y el último, listón para los Celtics más resilientes.
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