José Gómez Cerda.
Luis Henry Molina, nació el 1 de junio de 1941, en Santo Domingo, y falleció el 19 de octubre del 2018, en esta misma ciudad. Fue uno de los fundadores de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), de la cual fue secretario general varias veces, director del Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS), diputado del Congreso Nacional, asesor en materia de seguridad social durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco.
En el plano internacional Henry Molina fue secretario general Adjunto de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), con sede en Caracas, Venezuela.
Henry Molina fue un modelo de sindicalista, legislador y laico católico. Nos conocimos durante la dictadura de Trujillo, en 1957, él era miembro del Comité de la Acción Católica y yo presidente de la Juventud Obrera Católica-JOC, en la Iglesia San Juan Bosco, en Santo Domingo.
Nuestras primeras conversaciones fueron cuando Henry iba a las reuniones de la JOC, acompañado de Pablo Nadal, que era también miembro de la Acción Católica. Otros miembros de ese organismo eran Milagros Pratt y Juan José Ayuso.
En 1958 por problemas políticos contra la dictadura de Trujillo salí al exilio y me instalé en Nueva York, un año después lo hizo Henry Molina, ambos trabajamos en la Juventud Obrera Católica, de Nueva York, en la sección hispana, donde yo era el presidente y Henry encargado de Relaciones Internacionales, tuvimos muchas conversaciones sobre la juventud trabajadora.
En esa ciudad establecimos conversamos y tuvimos relaciones con Guido DAlessandro-Yuyo, Alfonso Moreno Martínez, Mario Read Vittini, y otros exiliados, trabajamos juntos en la “Delegación de Ayuda al Frente Interno”-DAFID, y participamos en la elaboración de los estatutos del futuro Partido Revolucionario Social Cristiano- PRSC.
Yo era el secretario juvenil del Movimiento Pro Liberación Dominicana, que dirigía Bienvenido Hazim Egel, en Nueva York. Una vez él me informó, confidencialmente que, junto a otros dos exiliados habían conversado con Ramon Marrero Aristy, secretario de estado de trabajo, dominicano, cuando este regresaba de Suiza, de una reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Un mes antes de su asesinato, en República Dominicana.
Desde mediados de 1961 hasta principios de 1962 estuvimos estudiando política y sindicalismo, en Caracas, Venezuela. Pasábamos días enteros conversando. Henry Molina y yo participamos en el Congreso Extraordinario de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (C.T.V.), después del atentado de Trujillo contra el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt.
El 28 de enero de 1962 se realizó el Primer Encuentro de Trabajadores Cristianos, en Santo Domingo. Esa reunión fue presidida por Emilio Máspero, secretario general adjunto de la Central Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos (CLASC). Entre los participantes estaban Jesús Caminero Morcelo, Porfirio Zarzuela, Gabriel del Río, José Gómez Cerda, Jorge Cruz Reyes, Henry Molina, Prisco Morales, Rafael Hidalgo, y otros.
Henry Molina, Gabriel del Río y yo, participamos en la constitución del Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS). Los cursos contaban con la colaboración de los Padres Manuel González Quevedo, José Arnaíz, José Llorente y Benavides, en Santo Domingo; y Francisco Guzmán, en el Santo Cerro.
Henry Molina y yo representamos la CASC, desde 1963 hasta 1971 en el organismo de dirección del seguro social dominicano, y fue él quien propuso el cambio de nombre de Caja Dominicana de Seguros Sociales, a Instituto Dominicano de seguros sociales-IDSS, y que ese organismo fuera dirigido por un grupo tripartita, donde fueran representados los trabajadores, los empleadores y el Estado, en forma de igualdad. Durante muchos años fui su suplente en el IDSS.
El 25 de septiembre un golpe de Estado derrocó el gobierno del Profesor Juan Bosch. Henry Molina, junto a otros dirigentes de la CASC, fue uno de los primeros dirigentes sociales en ser encarcelado por militares del gobierno golpista del Triunvirato.
Todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional fueron hechos prisioneros por la policía nacional, con amenaza de ser deportados, cuando se realizó una huelga nacional, contra el seguro social, en 1964 Yo estaba esos días en Panamá, cuando regresé tomé la dirección de la CASC, fui escondido por el Padre Marcial Silva, y discutí la solución a la huelga.
El segundo Congreso Nacional eligió a Henry Molina como secretario general, quedando yo como secretario nacional de Organización, y encargado de la región del Norte. También estaban Gabriel del Río, Porfirio Zarzuela, Rosendo López, Francisco José Bidó, y otros valiosos dirigentes. Desde la fundación de la CASC, el dirigente que tuvo mayor carisma, por su forma de actuar, hablar y orientar, era Henry Molina.
Cuando comenzó la revuelta contra el Triunvirato, el 24 de abril de 1965, la CASC no vaciló en apoyar el movimiento constitucionalista, y en una presentación en el Canal 4, de Radio Televisión Dominicana, todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, nos presentamos, y fue Henry Molina, en su calidad de secretario general quién leyó el manifiesto de los trabajadores apoyando el retorno a la constitucionalidad y el regreso del profesor Juan Bosch, como presidente de la República.
En su casa, situada en la Calle Pimentel, de Santo Domingo, nos instalamos los dirigentes de la CASC que vivíamos en el interior, entre ellos Francisco José Bidó, Francisco Santos y yo, para participar en las actividades que realizó la CASC durante la revolución, y ahí se formó el Comando Armado de Sindicalistas Cristianos-CASC, siendo Henry Molina, el comandante.
Durante todo el proceso de confrontación militar en Santo Domingo, Henry Molina representó a la CASC (sindical y militarmente), ante el gobierno constitucional que dirigió el coronel Francisco Alberto Caamaño. Recuerdo que él y yo estuvimos en el Palacio Nacional horas después del bombardeo por las fuerzas aéreas, dirigidas por el General Elias Wessin y Wissen.
Tuvimos una conversación con Alejandro Magnet, chileno, representante de la Comisión de la Organización de Estados Americanos -OEA, y a él le sorprendió que los sindicatos cristianos apoyaran el movimiento constitucionalista, pues todos los organismos internacionales decían que era una confrontación de comunistas, Él le solicitó a Caamaño que enviara un delegado sindical al exterior para explicar esta situación y el presidente constitucional me seleccionó a mí.
Yo salí al exterior, a representar a los trabajadores y el gobierno constitucionalista, estuve en Venezuela, Chile y México, también visité Nueva York y Washington, en actividades del sector constitucionalista. Conversé en Venezuela con el presidente Raúl Leoni, en Chile con el presidente Eduardo Frei Montalva, en México tuve una rueda de prensa con periodistas internacionales, después me instalé en Puerto Rico.
Conversé mucho con Henry Molina, como escritores. Él hizo el prólogo a mis libros; La Libertad Sindical, Tres Militantes Cristianos y El Sindicalismo en la Republica Dominicana; yo hice el prólogo a su libro sobre seguridad social y leyes laborales. Además, el aparece como uno de los personajes en mi libro “Laicos Católicos”-
A fines de junio regresé al país, después de realizar mis actividades internacionales. Cuando llegué al aeropuerto dominicano me salvé gracias a Henry, que llamó al encargado del aeropuerto, fingiendo la voz del Nuncio Apostólico, diciéndole que yo era un alto funcionario internacional que venía para buscar una solución al conflicto armado. pude entrar al país sin problemas, inclusive el funcionario pidió que no me registraran mi equipaje, y me mandó a la ciudad de Santo Domingo con su chófer.
Henry Molina fue el legislador que presentó la ley sobre la creación del Instituto de Formación técnico Profesional (INFOTEP), además proyectos sobre nuevos sistemas sobre seguridad social y nuevo Código de Trabajo, que por motivos de intereses políticos y económicos no fueron aprobados.
Tuve el privilegio de formar parte de la Comisión oficial para la creación del INFOTEP, junto al representante patronal, Ingeniero José Turul, y el secretario de Estado de Trabajo, Dr. César Estrella Shadalá.
Conversé muchas veces con Henry Molina, cuando él era asesor en seguridad social durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco, con asiento en el palacio nacional.
Henry Molina fue el padrino de mi boda, el padrino de mi hijo Nicolás Gómez Piens, yo soy el padrino de su hija Cythia Molina Peña. Es necesario destacar la vida familiar de Henry Molina, se debe mencionar a Carmen Peña, la madre de sus hijos Luis Henry, Luis Emilio y Cynthia.
Después que Henry Molina sufrió un ACV, su situación de salud se desmejoró, iba casi todos los días a su casa, conversamos brevemente, pero le leía oraciones, lecturas de contenido espiritual, y rezábamos juntos
Estas conversaciones con Henry Molina, demuestran la amistad, compañerismo y hermandad, con uno de los principales líderes sociales dominicanos.
En el acto final de nuestras relaciones, en la funeraria Blandino, de Santo Domingo, su familia permitió que yo hablara en su representación, y entre otras cosas dije; “En nuestras conversaciones, que eran permanentes, siempre el habló el 75%, porque tenía el dominio de la palabra y del convencimiento.
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