miércoles, 4 de junio de 2025

El diluvio de Marco Rubio

Por Federico Pinales.

La cosa está fea, entre Estados Unidos y la Unión Europea.

Ha subido a la superficie una nueva pelea.

Por los intentos de la Comisión Europea, de controlar a las redes sociales para impedir el debate de las ideas.

Ese enfrentamiento emergió como un diluvio, con las declaraciones del secretario de estado norteamericano Marco Rubio, quien salió corriendo de prisa, a amenazar con quitarles las visas, a los funcionarios de cualquier nación, que promuevan y aprueben leyes dirigidas a cuartar la libertad de expresión.

Un derecho consagrado en la constitución.

El diluvio provocado por Marco Rubio, puso a muchos dominicanos a correr en patines, pensando que su reacción fue por el apresamiento del detective Ángel Martínez.

Probablemente ese hecho haya rebosado la copa, pero en realidad su mensaje iba dirigido a las élites de Europa.

Esa casta elitista que está destinando “649 millones de euros” para ejecutar 349 proyectos, dirigidos a desacreditar los contenidos de las redes sociales y a quienes los producen, acusándolos antidemocráticos, desinformadores y de promotores del discurso de odio.

Esos proyectos, dirigidos a silenciar a la población que se expresa vía internet, serían ejecutados a través de unas 300 ONG distribuidas en todo el mundo.

Estas se encargarían de preparar a jóvenes talentosos, para vigilar y controlar técnicamente, lo que piensa y dice la población, para entonces trazar las pautas y limitar lo que se puede decir y cómo decirlo.

Todo eso está planteado en un reciente informe de la Comisión Europea, titulado “Democracia Participativa”.

Tremenda ironía, están creando una red internacional en contra de la disidencia en las redes, equivalente a una dictadura mediática, peor a la que siempre ha existido, y tienen el descaro de llamarla “Democracia Participativa”.

Gracias a Dios que, por lo menos en ese tema, no coinciden los norteamericanos con los europeos, cuyo control hegemónico yo lo veo cada vez más feo.

Gracias, precisamente, al surgimiento y fortalecimiento de las redes sociales, que han sacado a la superficie todas pestilencias de las mafias políticas y económicas mundiales, poniendo en evidencia a los monopolios mediáticos y a los periodistas mercenarios, a quienes mantenían con prebendas y jugosos salarios, para manipular sin ética ni piedad a toda la humanidad.

Para esos medios y sus papagayos pagados, las malas palabras salidas de sus bocas y difundidas alegremente, “huelen a perfume francés” y las pronunciadas por sus disidentes, huelen a desechos intestinales en estado de extrema descomposición.

Dicho en forma elegante, para no repetir los términos usados por cuatro “estrellas” de un famoso programa de panel dominicano, para referirse a quienes consumimos los contenidos de las redes sociales.

Afortunadamente yo los consumo todos, para saber, sin que nadie me los cuente, quienes lucen bien vestidos con el cuerpo mal oliente.

Y quienes, por necesidad, visten ropas de segunda mano, pero con una fragancia natural y exquisita, que atrae de manera automática y espontánea a todo el que le pasa por el lado.

Las malas palabras las llevaron a los medios tradicionales de comunicación, prestigiosos profesionales del periodismo, que hoy lloran como niños, la pérdida de una fama que no recuperarán jamás, no importa los pestilentes calificativos que usen, para desacreditar la indetenible revolución de los medios de comunicación, apoyados en las redes sociales.

El sunami de Marco Rubio superó al diluvio y evidenció la nueva pelea, entre Estados Unidos y la Unión Europea.

 

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