sábado, 17 de agosto de 2013

Chácharas: la lujuria de los perros romanenses

Por Henry Osvaldo Tejeda

Como si no fuera ya demasiado el tener que escuchar de los robos y las mentiras de los perros políticos tradicionales y de los enganchados, hoy fue un día en que tuve que ver perros por doquier en las calles de La Romana.

Pasé por varias calles y en cada una de ellas, había gran cantidad de perros, la mayoría de ellos tumbando zafacones, meándose en las ruedas de los vehículos, cmiendo pañales sucios, velando en los Pica Pollo. El abusador "paquetazo fiscal" que nos metió Danilo en el lomo, por los robos "del Otro", afectó hasta a los pobres perros del país.

Para algunos de los perros realengos al parecer, eso no les quita el sueño porque ví que algunos de ellos, estaban dedicados a enamorar perras y no tenían otra cosa más que hacer que, enamorar perras.

Mientras pasaba por el hospital de Salud Pública pude ver a un perro, que hacía in-perros esfuerzos (no puedo decir ingentes porque no son gentes, aunque hay algunos de ellos que son mucho mejores que muchas gentes, especialmente que algunos expresidentes) para poder "pelarle el guineo" a una perra que se encontraba descansando debajo de un carro.

El perro era mas grande que el espacio que había entre el suelo y el bumper del carro por tanto, éste se aplastaba como si estuviera en una práctica militar de arrastrarse en el suelo porque, mientras se raneba, iba avanzando hacia un "cachimbito" de carne brilloso lo cual era su objetivo.

La perra estaba de lo mas quitada de bulla, dormitaba con su "cosa" al aire libre, "por cierto, muy apetitosa para el perro/romeo que, al no poder dar rienda suelta a su lujuria con la Julieta/perra, se notaba desesperado. Me pude fijar en que hasta le estaba saliendo el gusto por debajo, como si fuera el goteo de suero. Ya había mucho gusto regado en el asfalto y no había visto a Linda.

Hasta yo estaba desesperado por ver el desenlace de esos requiebros amorosos y esos infortunados esfuerzos del perro para hacer que la perra le diera el sí, y que salera de abajo de ese carro porque, aunque ella quisiera "hacerlo", debajo del carro eso algo era más que imposible. 

Cuando ya tenía yo como veinte minutos pendejeando, con el celular en ristre listo para tomar las fotos de la orgía, el azaroso perro enfundó el sable y se largó. Imagino que se fue a buscar algo más fácil.

¡Que decepción! Ese perro no luchó lo suficiente por el amor carnal de esa perra que, ni sostenes tenía y todo por un simple problemita de altura. Perro es perro, en eso, los políticos son más perros que los perros porque luchan hasta robarse (perdón, quise decir conseguir) lo que quieren robar (excúsenme de nuevo, quise decir, obtener).

Seguí trabajando en la calle, y cuando pasaba frente al parque de una tienda de descuentos, vi a otro perro que estaba con el mismo problema que el haraganzazo anterior, pero en este caso la perra estaba debajo de una jipeta y el perro era mucho más pequeño que el del Romeo anterior, por tanto, le bastó hacer uso del hocico para excitar a la vagabunda perra quien, a los cinco primeros lengüetazos de la lujuriosa lengua del aspirante a chulo salió de abajo de "su jipeta", reculó contoneándose como un , ya de reversa y con el baúl abierto se colocó en posición anotadora, y el perro, que ya tenía sobada el "arma" le entró a tiros (¿A tiros he dicho?), no, lo que vi fueron puyones.

Yo estaba que no cabía en mi, aunque también me daba envidia de ese perro al verlo tan varonil y con el asta de su bandera (¿debí decir manguera?) tan altaneramente dispuesta a lloverle a la perra el magma caliente, en estado ígneo que le bullía en el interior de sus viciosas entrañas.

Esa envidia que sentí, no tardó en volverse lástima por el perro ya que, no habían pasado siete minutos, cuando ya los dos amantes estaban dándose la espalda; se quedaron pegados. Yo digo que los perros, cuando están tan viciosos deben recordar que son portadores de un gran nudo en el pene y que debieran sincronizar el momento de la hinchazón del pene con el instante de la eyaculación. Eso es una tamaña vaina! ¡Pobre perros!

Ahí vino el problema porque el guardián del parqueo, les cayó a "pedrá" teniendo que salir uno arrastrando al otro como pudieron hasta la calle. Allí pudo haberlos matado un carro. 
Ese coito entre perros es un puro lío, terminan el acto sexual en un nudo?


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