José Gómez Cerda.
En un curso sobre las ideas políticas no puede faltar el conocimiento del filósofo griego Platón, discípulo de Sócrates, y maestro de Aristóteles.
La vida y las ideas de Sócrates no hubieran sido conocidas en el mundo, sin la participación de Platón, su alumno, que junto con otros compañeros divulgaron el pensamiento de su profesor.
PLATÓN nació en el año 427 a.C. En aquellos años, Atenas era la democracia más poderosa, con una fuerza naval y marítima de carácter imperial (la Liga de Delos) y el centro intelectual y artístico del mundo griego.
Su nombre original era Aristocles, pero en sus años de estudiante recibió el seudónimo de Platón a causa de su ancha espalda. Fue un devoto seguidor de Sócrates y su muerte fue un duro golpe para él. Luego visitó diversas ciudades de África e Italia durante varios años, absorbiendo las ideas del filósofo y matemático griego Pitágoras.
Volvió a Atenas en el año 387. Allí se dedicó a la filosofía durante la segunda mitad de su larga vida. A las afueras de la ciudad fundó la primera escuela filosófica, llamada Academia.
En el año 407, a la edad de veinte años, conoce a Sócrates, quedando admirado por la personalidad y su discurso, admiración que le acompañará toda la vida y que marcará el devenir filosófico de Platón.
En el año 399, tras la muerte de Sócrates, Platón abandona Atenas y se instala en Megara, donde residía el filósofo Euclides que había fundado una escuela socrática en dicha ciudad.
Al parecer, las condiciones de la corte no eran las mejores para emprender tales proyectos, ejerciendo Dionisio como tirano de Siracusa; irritado por la franqueza de Platón, según la tradición, le retuvo prisionero o lo hizo vender como esclavo en Egina, entonces enemiga de Atenas, siendo rescatado finalmente por un conciudadano que lo devolvió libre a Atenas.
Una vez en Atenas, en el año 388-387, fundó la Academia, nombre que recibió por hallarse cerca del santuario dedicado al héroe Academos, especie de "Universidad" en la que se estudiaban todo tipo de ciencias, como las matemáticas, de la importancia que concedía Platón a los estudios matemáticos da cuenta la leyenda que rezaba en el frontispicio de la Academia: "que nadie entre aquí que no sepa matemáticas", la astronomía, o la física, además de los otros saberes filosóficos o mistérico, de algunas de las doctrinas allí enseñadas.
La Academia continuará ininterrumpidamente su actividad a lo largo de los siglos, pasando por distintas fases ideológicas, hasta que Justiniano decrete su cierre en el año 529 de nuestra era.
El objetivo de la Academia fue formar a la nueva elite dirigente, mediante una preparación científica y filosófica, para administrar la ciudad con justicia.
Platón se quedó en la Academia durante el resto de su vida, exceptuando dos breves periodos de la década del 370 al 360.
Murió tranquilo y feliz, puesto que se supone que falleció durmiendo, a la edad de ochenta años, después de haber ido al banquete de boda de uno de sus estudiantes.
Por otra parte, a Platón se le vincula con la doctrina fundamental que se conoce como teoría de las ideas.
A su vez, consideró que la relación entre las ideas y el mundo sensible podía pensarse de dos maneras. Una, que las cosas existen en tanto participan de la idea, de modo que, por ejemplo, una cosa bella es bella porque participa de lo bello en sí, y la otra, pensando que lo sensible imita a lo comprensible.
EL MITO DE LA CAVERNA
“La Alegoría de la caverna” también conocida por el nombre de “El Mito de la caverna”, aunque es más una alegoría que un mito, es la más célebre historia de las ideas y la filosofía.
Para entender las ideas políticas debemos conocer cuál es el punto de partida.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de La República, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento.
Platón explica su teoría de cómo con conocimiento podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible, conocido a través de los sentidos, y el mundo inteligible, sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón.
Platón describió en su alegoría en un espacio cavernoso, en el cual se encuentra un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza.
Detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. Para ellos las sombras son la realidad.
La narración cuenta lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad.
Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles.
Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior, hombres, el sol, la noche, árboles, etc. identificados con el mundo inteligible, fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente el Sol y lo que le es propio.
La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para liberar a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él.
El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.
Platón explica la teoría sobre el mundo sensible y el mundo de las ideas. Y esto se explica en « El mito de la caverna » en la que Platón dice que hay una serie de personajes que están encadenados y detrás de ellos un muro y por encima hay una luz que hace que se proyecten enfrente de esos hombres las sombras que reflejan figuras de hombres, animales y otros elementos.
Lo sensible, los sentidos, lo tienen también los animales, ellos ven, huelen, tienes gusto, oídos, en muchos casos superior a las personas humanas; pero las ideas, la inteligencia, que se pueden adquirir cuando tenemos una visión completa, diferente a los que están encasillados, como los encadenados en la caverna, es uno de los aspectos principales que diferencia al hombre de los animales.
A partir de las ideas de Platón, y Aristóteles, se inicia una etapa de analizar las ideas, especialmente en la política, por eso « La Alegoría de la Caverna », es el punto de partida para explicar las ideas políticas.
A partir de estas ideas de PLATÓN, la persona humana pasó a ser el centro de estudios e investigaciones, dejando atrás a lo que decían los dioses; y comenzó el estudio de las personas humanas, como principales actores de las ideas políticas.
PLATON: LA REPÚBLICA
Platón describe en su obra “La Republica” un tipo de gobierno, basado en la justicia existente en un Estado gobernado por filósofos, defendido por guerreros y mantenido por trabajadores. Preconiza que un Estado ideal constaría de tres clases: Reyes-filósofos. Ejercerían el poder político al servicio de la justicia y de la sabiduría; Soldados. Defenderían al Estado como un medio de adquirir honor, y
Población civil. Proveería las necesidades materiales de la sociedad.
Un gran fragmento de La República está consagrado a mostrar y describir en detalle la rigurosa preparación intelectual de los gobernantes del futuro.
El gobierno del Estado actúa para hacer valer la virtud, y en consecuencia, la felicidad verdadera de los ciudadanos individuales, teniendo como resultado una vida pública pacífica y productiva.
Al criticar las doctrinas del ateísmo y el materialismo, Platón reafirmó su posición idealista y declaró su creencia en el gobierno moral del universo y la inmortalidad del alma.
Los planteamientos centrales se sintetizan en los siguientes aspectos:
La justicia es el fundamento de la Ciudad Estado. El Estado y las leyes acerca de la concepción de Dios es monoteísta, opuesto, a la concepción Politeísta de la teoría aristocrática del período heroico u homérico. Desde el punto de vista de la clasificación de los gobiernos elabora la teoría y caracterización de los Gobiernos Aristocrático, Democrático y Oligárquico, con sus respectivas desviaciones: Timocracia, Demagogia y Tiranía.
Es un crítico de la demagogia y del falso moralismo de los demagogos incluyendo a los Sofistas.
En Platón en cuanto a su concepción política se observa: El Platón ético–político de "La República", en la que la ley está implícita en la ética.
La República, da cuenta del Platón que coloca la virtud, por encima de todo ordenamiento positivo del Estado, en tanto la polis se construiría en consonancia con un modelo de vida que debería ser el resultado obvio del sistema educativo. “La teoría del Estado de Platón parte del concepto de que el bien tiene que ser conocido mediante el estudio metódico, la teoría interpreta la sociedad alrededor de esta idea”.
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