sábado, 10 de noviembre de 2012


Por Henry Osvaldo Tejeda

Las mujeres de estos tiempos, son tan bebedoras como cualquier borrachón de pueblo. A veces, no les importa su matrimonio con tal de irse a un colmadón a tirar "frías" con amigos y amigas.  
 
Hace días un hombre estuvo a punto de divorciarse de su mujer, por lo tanto que ella tomaba.
Cuando se dio cuenta de que la mujer estaba por volverse alcohólica, la llevó a un médico para que le hicieran un tratamiento que, al cabo de varias semanas, tendría solucionado el problema., 
"No voy a perder a mi mujer sin hacer nada por evitarlo, esa bebedera es una enfermedad curable".

Como a los dos meses, cada vez que él llegaba del trabajo, empezó a sentir un "tufo" a "romo" y por más que buscaba en toda la casa, no veía nunca una botella de alcohol aunque notaba que ha veces, la mujer daba uno que otro traspiés y hasta se caía de nalgas.

_Mami, ¿tu estás tomando de nuevo? -Le preguntó el esposo-

_ ¿Yooooo, pero tu estás loco? Ya yo dejé eso. Ella negaba todo.
_ Papi, ¿No será que se te ha quedado en la cabeza la sensación de que todavía bebo?  -Decía la mujer, convencida de su inocencia-

_Ven acá, échame un poco de tu aliento en mi nariz, le dijo el esposo.
Ella obedeció y, nada, no había olor a alcohol pero en cambio, la mujer casi se cae de culo con un traspiés que dio.

Un día el esposo, se dijo para si:
"Yo no estoy loco, esa mujer sigue bebiendo romo, no sé cómo lo hace para que no huela nada, pero yo sí sé que está bebiendo" pero, ¿cómo lo hace?

Entonces decidió un día, tomarla de sorpresa; luego de desayunar, le dijo:
_ Mami, tengo que irme al trabajo, hoy vendré un poco más tarde, descansa bien y bi dejes de tomarte tus pastillas.

_ Gracias, mi amor, te esperaré con ansias y bien sobria para ti. 
_ Gracias mi amor, así lo espero yo también. -Dijo él, algo meloso-

No había pasado media hora cuando la mujer abrió la cómoda de su habitación y sacó una botella de "romo" que tenía guardad debajo de unos trapos íntimos, luego abrió otra gaveta y extrajo un tampón, de esos que usan las mujeres para su ciclo menstrual los cuales se introducen en la vulva evitando el flujo de la menstruación. 

Empapó el rolo de "romo" y se lo metió hasta donde le dicen "Cirilo", por allá por lo más lejos de la secretaría de estado de la vulva, y cuando lo sacaba al cabo de un rato, se lo metía por detrás.
 
Lo que ella no sabía era que, el esposo le había puesto una cámara filmadora en cada habitación, incluyendo el baño y la cocina.

Ese día, el esposo llegó del trabajo, como varias horas antes, y cuando entró a la casa, vio a su mujer como una "desacatá", dando "testarazos" en la casa mientras bailaba con una escoba y cantando unas vainas rarísimas de un tal Omega. La doñita estaba pasada de contenta, estaba bien borracha.

El esposo, la miró y l más tranquilo desapareció durante un rato en la casa, apareciéndose luego en la sala con una cámara filmadora y luego de chequearlas vio cómo la mujer, a la vez que se emborrachaba ella, también se mataba los parásitos y las lombrices.
 
Luego de encararla, el esposo la obligó a tener que volver a continuar con el tratamiento donde el médico.

DONDE EL MÉDICO
El esposo le explicó al médico lo que hacía su mujer, este se sorprendio exclamando:
_ Señor, pero eso es un cuadro clínico muy raro. ¿Qué maldito vicio es ese? ¿Emborrachándose por el culo, carajo, no lo puedo creer? ¡Cooño! 
_ Doctor, si usted viera cómo esa mujer meneaba esas nalgas, mientras bailaba, dijo el esposo-
_Le creo, señor, le creo.
_Doctor, según pude ver en el vídeo, la metedera de tampones la repitió ella varias veces y sólo se detuvo cuando sintió que ya tenía el "boyoyón" y las nalgas borrachas. 
¡Increíble!, ¿verdad, doctor? -Dijo el esposo-
¡Carajo, así es! 



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